viernes, 25 de septiembre de 2015

Kilimanjaro - Lur Basterretxea

Monte Kilimanjaro (5895m) desde Majengo (Moshi), el barrio donde viví

Después de muchos años teniendo la idea en la cabeza, este verano por fin he podido ir de voluntariado a otro país. El país elegido ha sido Tanzania, he estado como profesora con niños de 3 añitos y la experiencia ha sido inolvidable y muy enriquecedora. Aparte del país en general y, sobre todo, su gente, otra de las razones que también ha hecho que la experiencia sea preciosa, ha sido el monte KILIMANJARO.
 
Antes de ir a Tanzania, no tenía claro si iba a poder ir o no a esta montaña, ya que no era prioritario en mi viaje, pero como toda montañera lo tenía en mente y si tenía la posibilidad lo quería hacer. Así que después de haber pasado mi peor noche allí (llegué de madrugada, me perdieron la mochila en el viaje, todo estaba sin luz, frío, muchos ruidos, picotazo de un mosquito en el labio, etc) conocí a Ana, otra voluntaria que quería subir al Kilimanjaro, y todo empezó a tener luz. Su estancia allí iba a ser más corta que la mía y por tanto, si queríamos ascender al Kili, debíamos hacerlo la siguiente semana y así fue. Después de planificarlo varios días con los gestores de la ONG y el equipo que contrataron, nos fuimos al trekking.

Nos recomendaron la ruta Marangu, que en principio es una de las más populares y fáciles. Se hace en 5 ó 6 días (según los días de aclimatación) y se recorren tres campamentos, donde pasamos las noches en refugios que estaban muy bien acondicionados. A mí personalmente, todo esto me sorprendió muchísimo, ya que en ningún momento pensé que lo tendrían tan bien “montado”. Los campamentos estaban muy limpios y tenían de todo, los dos primeros campamentos (Mandara Hut a 2720 m y Horombo Hut a 3720 m) eran casitas para 4 personas, había varios comedores y baños para los grupos de clientes, y teníamos agua, fría, pero agua. El último campamento era diferente (Kibo Hut a 4720m), no tenía agua, pero estaba igualmente genial, las habitaciones y baños muy limpios y bien cuidados.

Comenzamos el trekking el 26 de julio de 2015 y lo finalizamos el 31. El primer día, nos llevaron en furgoneta a la puerta de Marangu (Marangu Gate a 1879m) y tras organizar todo, comenzamos a andar. Éramos 2 chicas como clientes y 7 acompañándonos (2 guías, 4 porteadores y 1 cocinero), nos parecía excesivo, pero lo tienen así establecido y no se puede cambiar nada. En función del número de clientes, el número de guías, porteadores, etc va aumentando. Nosotras hubiéramos preferido llevar nuestras mochilas y no haber sido tratadas como “reinas”, pero la realidad de allí es la que es, y no nos dejaban que llevásemos prácticamente peso (justo llevábamos lo necesario del día y lo poco de valor que podíamos tener). La verdad es que fueron encantadores e hicimos una muy buena amistad con todo el equipo.
 
Marangu Gate (1879 m)
 
De Marangu Gate a Mandara Hut (primer campamento) hay unos 850 m de desnivel, que transcurren por un bosque precioso lleno de animales, como monos y mangostas. Es muy húmedo y muchas veces suele llover, pero tuvimos suerte y, aunque sí notamos un poco frío, no nos llovió. El recorrido se hace en 3 horas aproximadamente y es muy sencillo y ameno.
 
 


Nosotras en todo momento íbamos con los dos guías y a veces nos separábamos un poco, Ana iba con uno de ellos y yo iba con el otro. Por costumbre, los porteadores y cocineros salen antes que los clientes y, por tanto, no podían estar con nosotras en la ascensión. Este aspecto no nos gustaba nada, porque siempre queríamos hablar con ellos y compartir la experiencia con todo el equipo, pero lo tenían prohibido. Es sorprendente, pero ellos decían que por temas de seguridad, era mejor mantener las distancias.

Cada vez que llegábamos a uno de los campamentos/refugios, teníamos que registrarnos para que estuviese todo controlado. Una vez nos daban las habitaciones, nos aseábamos un poco y nos poníamos cómodas para pasar el resto de la tarde hasta acostarnos.

Era curioso, porque siempre nos calentaban un balde de agua para poder lavarnos…-”water for washing”, decía siempre Gilbert, el chico que nos traía el agua. Nos reímos mucho con él. Después íbamos a la cantina y nos tomábamos un té o café acompañado de palomitas…así es, PALOMITAS! Esa fue nuestra merienda durante todo el trekking. El primer día nos extrañamos, pero luego ya no sabíamos pasar una tarde de té sin nuestro plato de palomitas y, por supuesto, unas buenas risas.
 
Foto de equipo en Mandara Hut (2720 m)

El segundo día fuimos de Mandara Hut a Horombo Hut. El paisaje comenzó a cambiar: el bosque desapareció y empezó a apreciarse el desierto. Dejamos las nubes que siempre cubren Moshi (el pueblo donde nos alojábamos) debajo de nosotros y, en pocas horas, pudimos ver por primera vez el KILIMANJARO al fondo.
 

Y en unas 4 o 5 horas, aproximadamente, llegamos a Horombo Hut. El ritmo siempre fue muy tranquilo, podíamos ir mucho más rápido, pero los guías estaban todo el rato encima diciéndonos “pole pole” que significa poco a poco en swahili. Ellos siempre quieren que se aclimate bien y que no haya problemas, así que yo personalmente me lo tomé con tranquilidad, cambiando de “chip”, disfrutando del paisaje y de las conversaciones que teníamos con ellos. Además, Ana que es muy vacilona y tiene buen inglés, hacía que pasáramos las caminatas entre cachondeo y muy buen rollo con los guías, ¡fue muy divertido!
 
Horombo Hut (3720 m)

En Horombo pasamos 2 noches para aclimatar bien y, entre risas y risas, se pasaron los días en seguida. Dimos alguna vuelta por los alrededores del campamento y uno de los días subimos a 4200m para seguir aclimatando.

Otra de las cosas a destacar del viaje fue la comida, nos pusimos tibias a comer y comer. Nos sacaban demasiada comida y estaba riquísima, pero entre las dos no podíamos ni terminarla. Se la ofrecíamos al equipo (guías y porteadores), que ellos comían diferente y peor, pero no podían comerlo con nosotras, ya que no podían estar en nuestro comedor. Insistimos todos los días, pero por normativas locales estaban obligados a estar en otro lugar ajeno al nuestro. Se alojaban todos juntos en otras casas que no tenían para nada la comodidad ni limpieza que teníamos nosotras.

En fin… sigamos con el trekking. El cuarto día llegamos al último campamento, a Kibo Hut. El paisaje cambió totalmente, era puro desierto y la altura se empezó a notar un poco.
 
 
Kibo Hut (4720 m)

Llegamos un poco cansadas a Kibo Hut, el viento frío soplaba muy fuerte en los últimos kilómetros antes de llegar y era muy desagradable. Además, Ana empezó a notar dolor de cabeza y falta de oxigeno a la hora de caminar. Ese mismo día por la noche (a las 24:00 h) teníamos que salir para la cima y por tanto, el día duro se avecinaba.

Tras la comida, los guías nos comentaron que descansáramos y durmiéramos, pero era imposible, los nervios y los ruidos de la gente en la habitación nos lo impedían. Yo me encontraba muy bien, y estuve sacando alguna foto por el campamento, pero hacía frío y decidí que lo mejor era descansar dentro del refugio. Intentamos dormir y creo que finalmente dormiríamos 1 hora y a las 22:30 nos levantamos para preparar todo y comer algo.

A eso de las 24:00 h comenzó el día de la ascensión al supermercado de Uhuru Peak (era una broma que teníamos con los guías, ja,jaja…) y fue un día muy largo. Ana comenzó muy bien, no tenía dolor de cabeza y eso nos animó mucho. Empezamos muy “pole pole” y yo sentía mucho frío. Llevaba 5 capas de abrigo y no eran suficientes. Al paso que íbamos yo me estaba congelando y después de un rato valorando opciones, decidimos separarnos. Shaffi (uno de los guías) se quedó con Ana y Derrick (el otro guía) fue conmigo hacia delante más rápido.

Llegando a la cima empezó a amanecer y fue impresionante (no saqué muchas fotos, pues la cámara me marcaba que tenía muy poca batería debido al frío).
 

La subida fue muy bien, cada una a su paso subió perfectamente, yo me puse otra chaqueta por dentro y también la sensación de frío mejoró. Pasamos por varios puntos muy emblemáticos del Kili, como son Gilman’s Point y Stella Point, y vi a mucha gente que lo pasó realmente mal (sin poder respirar, vomitando, sentados y casi durmiéndose, tambaleándose, agarrados a los guías…). La verdad es que es una montaña sencilla técnicamente, sin embargo, no hay que menospreciar el frío y la altura, pues siempre pueden dar problemas.
 

 
 Todos juntos de nuevo en la cima del KILIMANJARO (Uhuru Peak 5895 m)

La bajada fue muy larga. Al principio, Ana y yo estábamos muy contentas, nos habíamos vuelto a juntar y las dos nos encontrábamos muy bien. Nos contamos la experiencia vivida y como siempre nos echamos buenas risas.

No obstante, al cabo de unas horas y cuando parecía que nos acercábamos a Kibo Hut, hacía mucho calor (el sol pegaba fuerte y me sobraban todas las capas, ja,ja..), nunca llegábamos y nuestras fuerzas empezaban a agotarse.
 
La última bajada antes de llegar a Kibo Hut (casitas de abajo).
Al frente el monte Mawenzi.

Una vez que llegamos a Kibo, no estuvimos más de 1 hora, comimos algo para recuperarnos un poco (pues solo habíamos comido un par de chocolatinas en la subida y yo tenía muchísimo hambre) y continuamos el camino hasta Horombo Hut.

No recuerdo exactamente a qué hora llegamos a Horombo, fuimos de 4720 m a la cima de 5895m, luego bajamos hasta 3720m, y tardaríamos alrededor de unas 12 h en todo el recorrido. Una vez en Horombo, descansar, comer y echar risas. Ese día, sí, nos fuimos pronto a la cama y dormimos bastante bien. Al día siguiente, ya el último día, bajamos directamente a Marangu Gate (donde habíamos iniciado el trekking) y allí nos estaba esperando el chico de nuestra ONG.

Tal como he explicado al principio, el viaje a Tanzania ha sido inolvidable, he conocido gente espectacular, que no tienen nada y te dan todo, que siempre tienen una sonrisa en su cara y un brillo especial en sus ojos… La verdad es que a mi me ha encantado todo en general y tengo que decir que el equipo que tuvimos en el Kili ¡también fue inmejorable! Algunos de ellos no sabían casi inglés y apenas podíamos mantener una conversación con ellos, pero los gestos eran suficientes para poder comunicarnos y saber que todos estábamos a gusto. De hecho, hoy en día, todavía mantenemos relación con la mayoría de ellos.

Por otro lado, quiero terminar diciendo que Ana Rubio a parte de ser una chica majísima, es muy fuerte, y aunque no practica mucho monte, ¡en el Kili anduvo genial! ¡A tope máquina, a tope con esta riojana! ¡gracias por tu compañía en toda la aventura y a ver si hacemos más viajes juntas y volvemos a Tanzania! Pamoya!!
 

5 comentarios:

Miren Garmendia Etxenike dijo...

Zorionak, neskak!
La relación humana con la gente de allí me hace pensar mucho en la relación que conozco bien con la gente que nos ayuda en Nepal... guias, cocineros, porteadores... como lo escribes muy bien "Algunos de ellos no sabían casi inglés y apenas podíamos mantener una conversación con ellos, pero los gestos eran suficientes para poder comunicarnos y saber que todos estábamos a gusto".
Miren

Mujeres de Pyrenaica dijo...

Este blog es un espacio para hablar de las actividades de las mujeres en la montaña y en la naturaleza.

Mujeres de Pyrenaica dijo...

Se ha eliminado un comentario de contenido político

Anónimo dijo...

Aupa Lur!
Ze polita eta zelako esperientzia arlo guztietan ( mendian eta eskolan, ez?
MIrenek dioen bezala kontatzen duzuna Nepalen egiten diren harremanen antza badu eta ni ere ez nintzen ondo sentitzen beste norbaitek pisu guztia eramaten zidanean; baina egia da bestalde hori dela gaur egun beraien bizimodua eta ogibidea.... ez da gai erraza
esti k.

Lur dijo...

Ba bai, horrela da... ez da gai erreza.
Eskerrik asko neskak!!! Lur.