lunes, 17 de enero de 2011

Gavarnie - Mariu Eguzkiza




Día 10 Lunes

Después de la nevada del domingo, y ante la previsión de buen tiempo para el lunes, salimos hacia Gavarnie. La nieve ha tapado o más bien espolvoreado las partes bajas dejando un bonito tono de color. En la curva del pico Larie, no hay coches. Nos ponemos los esquíes y subimos entre los matojos, eligiendo con cuidado para no mojar las pieles de foca.




La nieve, polvo y fría, con la altura va mejorando. Estamos solos, y cuando llegamos al collado, nos tiramos hacia el otro lado casi sin pensarlo. Encadenamos giros levantando nubes de nieve polvo hacia los lados. Cuando la pendiente se suaviza y vemos el valle allá abajo, y las barreras rocosas a nuestros pies, ponemos las pieles y subimos hacia el collado bajo el Pico de la Montagnette.




Las formaciones rocosas nos hace pensar que estamos en Dolomitas. El viento levanta perdigones de nieve, que golpean nuestras caras cuando miramos hacia el macizo de Vignemale tan blanco y lejano. Descendemos para volver a subir. La última bajada se alarga y las nubes que entran ya por el Col de Bujaruelo anuncian ya un cambio de tiempo.



Día 11 Martes

El día, tal y como anunciaban las nubes de ayer, aparece muy chungo. Llueve en el valle y las nubes lo dominan todo. Nos dirigimos sin mucho convencimiento a Super Baréges, pero sigue lloviendo y la nieve se ve muy arriba. No nos gusta mucho y cambiamos rumbo hacia Gavarnie. En la estación no llueve, nieva algo y hace viento, pero pinta algo mejor. Decidimos probar suerte y nos metemos entre la niebla hacia el St. André.




Afortunadamente acaban de bajar unos gendarmes y siguiendo su huella ascendemos rápido sin pensarlo. En un punto la huella se para y no se llega a distinguir entre nieve y niebla. Con mucho optimismo y creyendo ver un poco de azul en el cielo, trazamos unos zig zags, pegados a la ladera hasta llegar a donde no es posible paso con esquíes. No sabemos donde estamos, pero siento el azul encima de mí. Con los esquíes en la mano y los crampones en los pies avanzamos entre nieblas y superamos el tramo empinado que no es sino la salida al collado. El sol está ahí, en el otro lado. La cresta tiene un aspecto feroz. Hay que bajar puesto que la cosa no está para bromas. Entre nieblas y sin perder la traza de subida, llegamos a la pista.






Mariu Eguzkiza

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